lunes, 27 de febrero de 2012

VAGA 29-F



Este miércoles 29 huelga de estudiantes en la universidad! para mucha información al respecto aquí. Para prepararnos para la jornada de lucha nada mejor que un poema de Roque Dalton:


LOS POLICÍAS Y LOS GUARDIAS

Siempre vieron al pueblo
como un montón de espaldas que corrían para allá
como un campo para dejar caer con odio los garrotes.
Siempre vieron al pueblo con el ojo de afinar la puntería
y entre el pueblo y el ojo
la mira de la pistola o la del fusil.
(Un día ellos también fueron pueblo
pero con la excusa del hambre y del desempleo
aceptaron un arma
un garrote y un sueldo mensual
para defender a los hambreadores y a los desempleadores).
Siempre vieron al pueblo aguantando
sudando
vociferando
levantando carteles
levantando los puños
y cuando más diciéndoles:
“Chuchos hijos de puta el día les va a llegar.”
(Y cada día que pasaba
ellos creían que habían hecho el gran negocio
al traicionar al pueblo del que nacieron:
“El pueblo es un montón de débiles y pendejos -pensaban-
qué bien hicimos al pasarnos del lado de los vivos y de los fuertes”).
Y entonces era de apretar el gatillo
y las balas iban de la orilla de los policías y los guardias
contra la orilla del pueblo
así iban siempre
de allá para acá
y el pueblo caía desangrándose
semana tras semana año tras año
quebrantado de huesos
lloraba por los ojos de las mujeres y los niños
huía espantado
dejaba de ser pueblo para ser tropel en guinda
desaparecía en forma de cada quién que se salvó
para su casa y luego nada más
sólo que los Bomberos lavaban la sangre de las calles.
(Los coroneles los acababan de convencer:
“Eso es muchachos -les decían-
duro y a la cabeza con los civiles
fuego con el populacho
ustedes también son pilares uniformados de la Nación
sacerdotes de primera fila
en el culto a la bandera el escudo el himno los próceres
la democracia representativa el partido oficial y el mundo libre
cuyos sacrificios no olvidará la gente decente de este país
aunque por hoy no les podamos subir el sueldo
como desde luego es nuestro deseo”).
Siempre vieron al pueblo
crispado en el cuarto de las torturas
colgado
apaleado
fracturado
tumefacto
asfixiado
violado
pinchado con agujas en los oídos y los ojos
electrificado
ahogado en orines y mierda
escupido
arrastrado
echando espumitas de humo sus últimos restos
en el infierno de la cal viva.
(Cuando resultó muerto el décimo Guardia Nacional.
Muerto por el pueblo
y el quinto cuilio bien despeinado por la guerrilla urbana
los cuilios y los Guardias Nacionales comenzaron a pensar
sobre todo porque los coroneles ya cambiaron de tono
y hoy de cada fracaso le echan la culpa
a “los elementos de tropa tan muelas que tenemos”).
El hecho es que los policías y los Guardias
siempre vieron al pueblo de allá para acá
y las balas sólo caminaban de allá para acá.
Que lo piensen mucho
que ellos mismos decidan si es demasiado tarde
para buscar la orilla del pueblo
y disparar desde allí
codo a codo junto a nosotros.
Que lo piensen mucho
pero entre tanto
que no se muestren sorprendidos
ni mucho menos pongan cara de ofendidos
hoy que ya algunas balas
comienzan a llegarles desde este lado
donde sigue estando el mismo pueblo de siempre
sólo que a estas alturas ya viene de pecho
y trae cada vez mas fusiles.



Una antología de Dalton se puede encontrar para libre descarga en la biblioteca de MLRS

miércoles, 15 de febrero de 2012

15 de febrero: cuando no queda amor


A Jorge Brunete y Juan Palomar,
porque no
quedamos tantos.


por dios qué frío qué recuerdo cansado
qué charcos altos sobre el rostro
sobre el agua saciada de señoritos
qué siniestro el vientre la niebla
cumbre de alivio sin cuencos
qué frío mártir en que lamento
las horas exactas
del trigo allá
donde escuetas
germinan a cambio de promesas
de estaciones de hombría
y jardines impuros

y cielo entre cáscaras todavía
cordeles que encuadran
tu cuerpo al amor sobre un instante
qué claridad de escarcha el rocío
diezmado del que tanto hablan
los poetas
esos morteros febriles de miércoles
sin luna la sábana repleta de
canciones y acuarios adentro

qué cólera qué sentencia de luz
aquí qué ausencia de respiro
qué viejas qué grises
las siluetas en los espejos
cuando pronuncian tu nombre
desde el interior del miedo

martes, 14 de febrero de 2012

Pan para las heridas.

dios es
el ventanuco de
la casa del padre de Inés,
el sonido del estractor,
el silencio de nuestros párpados:

el silencio que escucha
lo que queda por decir.

dios es lo que (nos) reúne
y el agua hirviendo de la comida.

dios es la urgencia con que trato
estas palabras; esta oración líquida
e inconforme, durante un día gris, frío.

y
-después de todo-
un poema
solamente
porque no sé decir tantas cosas...