martes, 14 de febrero de 2012

Pan para las heridas.

dios es
el ventanuco de
la casa del padre de Inés,
el sonido del estractor,
el silencio de nuestros párpados:

el silencio que escucha
lo que queda por decir.

dios es lo que (nos) reúne
y el agua hirviendo de la comida.

dios es la urgencia con que trato
estas palabras; esta oración líquida
e inconforme, durante un día gris, frío.

y
-después de todo-
un poema
solamente
porque no sé decir tantas cosas...

2 avisos desde la frontera:

Anónimo dijo...

Qué grande...

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Qué pertinaz!

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