jueves, 31 de octubre de 2013

RE-POLITIZAR LA DIGNIDAD



“Ojos que no ven, corazón que no siente”1 así dice el dicho popular. Pero no sé si es del todo cierto. Cuando tenemos al alcance todos los medios de información como los actuales, si seguimos el refrán, tendríamos que habernos levantado en pie de guerra hace ya mucho tiempo. La cultura mediática ha modificado la frase y, de paso, también las estructuras cognitivas con las cuales percibimos la realidad. De alguna manera, para hacer frente al proceso de reestructuración capitalista -cuyo problema real es “la desvalorización de los seres humanos en el marco general de la desvalorización del capital”2- deberíamos invertir (en filosofía puede llamarse “trans-valorización” o “trans-mutación”) el orden del dicho: “Corazón que no siente, ojos que no ven”.

La dignidad ha sido el adalid de todo el supuesto “progreso” moral e histórico de la humanidad. Todo se traducía en ello: los procesos económicos, la ciencia, la técnica, la “paz mundial”... cristalizándose discursivamente en la redacción de los Derechos Humanos. Pero también hay que advertir las operaciones que han impreso en el imaginario colectivo europeo (y occidental, por qué no decirlo) un cierto sentido específico de esta supuesta culminación del progreso de la especie humana. En concreto, y de manera resumida, lo que trato de decir es que deberíamos emitir la hipótesis de que, en cierta manera, a pesar de los “honestos objetivos universales” que tenían, se han conducido hacia la pasivización de la acción política, y más singularmente, a partir de la “crisis” estructural del sistema, que en el Estado español se hace oficial a partir del segundo semestre del año 2008.

Uno de los problemas de la “universalidad” es que si bien se pretende en teoría como una relación global entre los seres humanos como tales, en la realidad, en la materia, opera como un “distanciamiento”; lo cual supone una tendencia a la despreocupación e, incluso, el extrañamiento. Cuando nos vemos universales, nos vemos muy grandes, pero muy poco compactos, pues nos enseñan a concebir unas relaciones exteriores que te ponen en contacto con todas las personas del planeta. Esto, acentuado con la globalización, nos educa en el saber, pero no en el compromiso. Supongo que, hace un siglo (o un par), el trabajador que saliera de su jornada laboral y viera a sus vecinos en unas condiciones de vida con las cuales se sentía identificado, sintiera cómo su corazón se resentía, se conmocionaba y compartía el dolor. De hecho, el internacionalismo (bandera de muchas opciones políticas) partía de esta experiencia concreta: de las circunstancias de vida, y el sufrimiento concreto y local, que se proyectaba y ponía en conexión a todas las explotadas, independientemente del lugar geográfico que ocuparan en el mundo. Los ojos veían, y sentían.
Pero ahora sucede una cosa bien distinta. Ahora hace falta “re-politizar la dignidad”, es decir, volver a replantear una resistencia global al capitalismo (ahora que parece que la manida frase de “socialismo o barbarie”, se ha convertido en “capitalismo o barbarie”) desde las nuevas condiciones de existencia en las que vivimos. Un replantear que es, en realidad, transformar las perspectivas de lucha mediante la recuperación de ese sentimiento al que la pérdida de dignidad nos emplazaba. El corazón ahora, tiene que volver a aprender a sentir. Ahora viajamos en metro, nos sentamos en frente de ordenadores, nos dedicamos a escuchar las noticias... y sólo vemos y vemos cómo se reproduce el espectáculo. Apagamos la pantalla de plasma y se acabó. Eso se llama, en términos absolutos, pasividad. Confiamos en que los tribunales hagan justicia en el mundo entero.


Pero esto no pasa de ser más que una “justicia poética”: ya hemos luchado por la dignidad y ahora que la hemos conseguido, no nos esforzamos por mantenerla. Pero no es ésa la cuestión, sino que, precisamente, no ha habido una justicia histórica. Y que al final, ninguna de esas supuestas victorias que vemos en los derechos universales es real; en cambio, es real que los problemas que presuntamente motivaron la redacción, siguen en la misma situación o se han agravado. El corazón va perdiendo los latidos.


Nos han quitado, como todo lo demás, todo el poder del dolor, que sólo es tal en la medida en que se siente compartido. Nos falta calle, nos falta silencio y pronto nos cobrarán por respirar “para que todo el mundo pueda hacerlo”. Nos vigilan y consumimos. La respuesta por tanto, que yo creo que debe traducirse hacia el marco del compromiso personal (que no es lo mismo que individual) es que, en la medida en que aprendamos a acercarnos y sentir -porque de otro modo es imposible-, descubriremos y veremos, entonces, qué sucede. Y esta visión será una mirada muy intensa, con unas pupilas muy vivas, esta vez sí “con el corazón en el puño”. Este “re-politizar” la dignidad consiste en eso, en tratar de recuperar nuestro “poder”, que con Hanna Arendt puede entenderse como ese grupo de potencias que se reúnen para hacer y actuar, para la acción, para vivir juntas (la política). Creo que sólo entonces nuestro poder tendrá fuerza, cuando sea capaz de saber que la pasividad consiste en no sentir, verdadera y realmente, el dolor de las demás y que sin eso es imposible plantar cara..

...cuando la dignidad se convierte en estar juntas para no sufrir más.


Q.


1Inquietud e idea surgida de un curso de Teatro de la Escucha, coordinado por Moisés Mato.

2Etcétera (colectivo). El actual estado del malestar. Consideraciones y anotaciones sobre la crisis. Febrero 2013. Barcelona.

jueves, 24 de octubre de 2013

P(r)O(bl)EMAS

“En el centro del texto
está la lepra”
R. Bolaño

Porque son palabras cansadas.
Quizá porque no son tan mías.
Porque acerca el golpe.
Las hojas oscuras entre el fango.
Puede ser que se salva el abismo entre lo que podemos o queremos decir.
No vas a admitir que en cada boca es posible transformarse.
A veces sueño con,                   [a veces sueño]
El cadáver de bécquer encima de la cómoda.
Será porque estas palabras son tan mías.
Un beso sin comisuras, un cuerpo sin carne.
Entre lo que queremos decir y lo que podemos decir.

El Abismo.




(esta vez, y sin que sirva de precedente: 
para Marc,
con coraje)

Q





sábado, 19 de octubre de 2013

CALLE POETAS ANÓNIMXS

15.09.2013


Me dijo en sueños que no iba a poner más su nombre
Firmando sus poemas (una sospecha sólo en esta Estructura)
Descifraba entonces su saliva entre la casa tarde quedábamos más tarde
                                                                  [dibujando una esperanza
Las piernas blandas mastican

Y más ética se puso a pronunciar el grito no iba a
Firmar más sus poemas si entre las manos
Con la cabeza gacha pretendía recordar su nombre
La punta de la lengua mi más horizonte en las
Canciones de Silvio un billete de autobús
Comenzó por negar el saludo al poliéster
Y sin embargo en el espejo no aparecía
                        El Olvido

Me dijo que firmara sus poemas con una voz
Inventada con tu voz desgarrada y llena de fugas
Dijo y yo miraba la mosca encendida en los
Cristales
Me dijo que buscara una bonita palabra
Que hiciera justos sus poemas

Yo murmuré en los rincones      -el café desvelado a
Tres centímetros apenas y las papilas gustativas
Me acomodé entre sus cosas y sus bragas
Pensando un nombre
Tan alto y tan pequeño que hiciera de sus versos  (...)

Tratando de escuchar en sus tímpanos
Colgando de sus huesos
El sabor con el que pronunciar
SU NOMBRE

Sin ningún miedo.



Q





miércoles, 2 de octubre de 2013

PARA LUCHAR, JUNTAS.

Asamblea de Tarongers, 2 de octubre de 2013. Hay que tomar una decisión ya: ¿qué hacer el día 24 en el que se ha convocado una huelga general educativa? La asamblea de Blasco, ante la falta de consenso, no convocará. Parece que en Tarongers existe un consenso sobre sí secundar la huelga... y entonces sucede lo inesperado: se alzan voces contrarias a participar en la huelga (los argumentos a favor o en contra ahora no vienen al caso). Y empiezan las tensiones, los alzamientos nerviosos de voces, los que hablamos demasiado y no sabemos mordernos la lengua, etc. Pero sobretodo sucede una cosa: la desmoralización. La sensación de que generar un proyecto en común no es posible. Y está claro, en este punto para nadie hay justicia: aquellas que quieren convocar huelga no podrán ante la falta de disenso; mientras que si se convoca la huelga, las que consideran que no se debe secundar, habrán de reprimir su opinión.

Bueno, ¿y si tratamos de darle la vuelta a la tortilla? Intentemos, aunque parezca difícil y ahora mismo estemos un poco ofuscadas, ver lo positivo de la situación. Asumamos que existe un claro disenso en el seno de nuestras (y remarquemos lo de “nuestras”) asambleas. Y una vez asumamos ese disenso como propio (y asumirlo implica no molestarnos por esta situación), ya podremos trazar un común con alegría. Y puede parecer un poco cínico hablar de alegría con la que esta cayendo. Como bien señalaban muchas compañeras (favorables a participar en la huelga) en la asamblea de hoy, ante la convocatoria del 24 de octubre nos urge tomar decisiones, actuar, movilizarnos. Pero la urgencia de actuar viene de lejos, existe no solo desde que surge el capitalismo, sino desde que existe la explotación. Llevamos ya muchos siglos en crisis (el capitalismo es crisis), viviendo día a día en la urgencia. Es por eso que algunas “reivindicamos un tiempo de excepción”1, un tiempo que sea nuestro, en que tomemos decisiones colectivas. Pero ante todo, un tiempo para amarnos...

Porque sin amor esto no lo sacamos adelante. Amor es la opción anticapitalista por excelencia. Me contaba hoy un compañero que conoció a sus dos mejores amigas en un piquete. Es una historia preciosa. Amamos luchando. Luchamos amando. Ahora hablo de lucha, y no obstante he sido una de las personas que con más énfasis (y demasiada demencia en ocasiones, pido disculpas) ha rechazado sumarse a la huelga, ¿por qué? Creo que para amar bien hace falta tiempo, calma, paciencia. De la misma forma que todo esto hace falta para construir un mundo radicalmente diferente al que conocemos. “Cuando nos involucramos en la producción de la subjetividad que es el amor (…) estamos produciendo un nuevo mundo, una nueva vida social. (…) El amor es un acontecimiento ontológico en la medida en que señala una ruptura con lo que existe y la creación de lo nuevo.”2. Amar es, entre otras cosas, compartir con el otro, con el que piensa diferente. Así que demos la bienvenida al disenso, y con él a cuestas, avancemos juntas. Solo juntas podremos superar todos los límites para ir más allá. 

Jorge B.


1Enrique FALCÓN: Prácticas literarias para el conflicto. La Oveja Roja, Madrid, 2010.

2Michael HARDT y Antonio NEGRI: Common Wealth: el proyecto de una revolución del común. Akal, Madrid, 2011.

martes, 1 de octubre de 2013

Algunxs hablan de huelga general

Tal vez alguien diría que fui leal y fui bueno
Pero solamente tú recordarías
mi manera de mirar a los ojos”
Roque Dalton.



¿ Cómo coser los hilos del uniforme
completar tus piernas sentado sobre la Historia
traídos aquí sin más preguntas
como la música que nadie espera
verse dibujado las persianas corridas
el trabajo los colores
hacer de la vida una postal de barro
de qué sirve saber sobre tus labios imprudentes
que pregunten qué tal poesía cómo andan las palabras sobre la verdad
qué hay de tus paseos por el Paraíso
            que no den cuenta de la voz el silencio
de la emergencia de los gritos
hacia dónde viaja el destino
la mirada oculta de los huesos
el aliento que es carne que es figura
y un andamio para conservar la miseria
qué hay cómo estás cuánto hace que
en la tierra en el agua las caricias
dónde estuvieron nuestros dedos todo este tiempo

en qué lugar dentro de la traición?


Q,