están
tu y luego yo
estás
tú y después yo sentados
el uno
sobre el otro como si
dos
orillas hubiesen cosido
sus
desechos y supieran
de su
distancia y luego tú
bastante
bucólica como siempre
humedeces
tu boca con lejía
y
prendes los corolarios del libro de Zurita
vaciando
el retrete de escaños en los circos
y
después voy yo
ensimismado
con la idea de ser pólvora
hablando
de la fosa común de tus ojos
y la
situación se complica y se desoyen los jarrones
-los
focos aparecen y estamos tú y luego estoy tú- mirándonos
como
bestias entre
un
desierto de sábanas y plástico usado
como tus
plenos muslos
sin
olvidar al paso
que
estamos tú y yo supurando
tocándonos
en embestida cuando
han sido
ya las horas de acostarse
con
noventa grados de impureza
con la
manía incontestable de parecer niebla
bayoneta
y líquido
rozándonos
entre la ciudad
haciendo
que bullan sus alcantarillas y sus estatuas
sigan
siendo estatuas - horrores de roca
sobre un
inmenso desierto
y
(luego) ocurre que pronto
explota
el búnker y se vuelve a respirar
-encontrándonos con la reyerta a camisa fundida
cuando
sinceramente
estás
tú y (después) estoy yo
sentados
el uno encima del otro
(mutilándose
nuestras sombras sobre la chimenea)
deseando
Deseando
(* libro de Raúl Zurita)
Quique Martín
2 avisos desde la frontera:
Quique, felicidades.
¡Fantástico!
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