A Joan,
con unos cuantos motivos
No
olvido tus consejos. Cuando decías: en este cuerpo no merece la
pena conversar. Salgamos a fumar un cigarrillo. Uno tras otro.
Aunque cada vez sea más líquida la extrañeza. Como la ceniza en
una tarde de barrio con horas desencajadas. Y varias noches que no
saben estar despiertas. Esto es una pequeña memoria de lo que
volverá, recuérdalo.
Pues quizá
sólo se recuerde lo que no dejas que se marche. (Partiendo siempre).
Lo de las deudas lo dejamos para el tiempo; tú cuida mucho de la
niebla. Al otro lado del Océano tampoco conseguirán colonizar tu
boca. No olvido tus consejos. Ni el calor,
ni las semillas.
Dale propina al mensajero. Y pon buena música.
Ya
sabes que desde ahí, siempre dispararemos juntos.
Q.
1 avisos desde la frontera:
leer esas líneas ha sido el calor que buscaba en un día de regresos, tan frio, tan gris y tan sórdido como el de hoy... gracias...
Publicar un comentario