Cuando escribo estas
lineas el año escolar ya está acabando. Lo escribo unos días antes
del último llamamiento a la lucha estudiantil para este curso. 9 de
mayo. Huelga educativa. Otra huelga. Y como todas las huelgas
tratamos de creer que “debe suponer el inicio de un nuevo periodo
de movilización que permita al estudiantado alzar su voz y defender
sus derechos”1.
Pero esto no es nuevo, en 2009 por ejemplo las Juventudes Comunistas
en su revista Agitación escribían “El objetivo es claro: hay que
extender y vincular esas luchas”. La teoría la tenemos más que
sabida: preparar una huela contundente, con tiempo suficiente para
generar redes y conexiones entre todas las luchas existentes, que
suponga un punto de inicio y no una jornada aislada. Pero la práctica
dista mucho de este esquema. De hecho normalmente se preparan tantas
huelgas y con tan poco tiempo que, en vez de dar fuerza a la lucha,
suelen quemar a lxs activistas. Vamos de huelga en huelga pero no
conseguimos generar una lucha constante y continuada.
¿Hacen falta nuevas
fórmulas? En el artículo “Apunten al blanco” abría esta
pregunta. Y un buen amigo me dijo que había escrito un canto a la
desesperanza. Por eso este artículo: una propuesta práctica. Algo
tan simple como recuperar lo clásico (la huelga) en toda su magnitud
y sabiendo, al mismo tiempo, que los tiempos son otros a los de las
luchas obreras del siglo pasado y que, consecuentemente, habremos de
reinventar y rearticular las luchas. Una propuesta práctica:
1- Una huelga estudiantil
de 5 días, de lunes a viernes.
2- No hacer durante el
curso más convocatorias de huelga que no sean esta. Focalizar todo
el esfuerzo del curso en esta huelga.2
3- Una buena fecha podría
ser Abril. En Abril aun hay margen hasta los exámenes y ya hace buen
tiempo. Tendríamos de Septiembre hasta Abril (medio año más o
menos) para organizarnos.
4- En medio año hay
tiempo para hacer difusión en cantidad y calidad cómo para que todo
el mundo (y no solo lxs miembrxs de la comunidad educativa) sea
consciente de la huelga, para tejer redes con todos los colectivos,
asociaciones, sindicatos, etc. que están en lucha.
Se podría decir que es
esta una propuesta de máximos. Pero quizás ya va siendo hora de
apostar alto . Nos hartamos de hablar acerca de una huelga salvaje e
indefinida pero no lo intentamos. ¿Ha llegado la hora de radicalizar
nuestro discurso? Escribo estas lineas apenas unos días después de
un fracaso para los discursos radicales. Me estoy refiriendo al 25 de
Abril. Dos convocatorias importantes se dieron ese día aquí en
Madrid, ciudad desde la que escribo. La jornada empezó con una
huelga en el campus de Somosaguas de la UCM. En este campus, y
concretamente en la facultad de políticas, están ubicados algunos
de los colectivos más potentes del ámbito estudiantil (como el Aula
Social Autogestionada o Contrapoder). Y creedme cuando digo que las
barricadas que montan cortando la carretera no son ninguna tontería.
El resultado: rector (hijo de Carrillo) y decano dieron su
beneplácito para que los policías nazionales entrara en las
facultades y persiguieran como buenos perros de caza a lxs
estudiantes. 8 fueron lxs detenidos. Por la tarde estaba prevista la
convocatoria organizada por el colectivo En Pie! llamada “Asalta el
Congreso” y la asistencia no fue, ni mucho menos, masiva. La
Policía barrió de lxs manifestantes de la calle.
Parece, por los ejemplos
que pongo, que aun no es el momento para dar un paso adelante. Pero
yo ya estoy cansado de esos discursos que tanto hablan de las
“condiciones objetivas”. El momento será cuando nosotrxs
queramos que sea. Las condiciones no existen per se
sino que se crean. Parece que aun no es el momento... pero aunque
los ejemplos puestos puedan considerarse un fracaso, han sido
intentos al fin y al cabo. Es una señal de algo. En el mismo sentido
empieza a dar algunos pasos la Assemblea Interuniversitària de la UV
(Universitat de València) que en alguno de sus panfletos se ha
declarado anticapitalista y se ha desmarcado de los sindicatos
mayoritarios. Algo esta pasando y no podemos pasarlo por alto. ¿Ha
llegado entonces el momento? Si lo preparamos con tiempo y esfuerzo
puede que podamos decir triunfalmente que SÍ.
La
propuesta es clara: dejar las Asambleas de estudiantes, cuyos
objetivos y horizonte organizativo aveces es algo difuso, para
reconvertirlas en Comites de Huelga que pongan su meta en una huelga
de 5 cinco días. ¿Quién integrará estos Comités? Quien quiera,
por supuesto, de la misma manera que las Asambleas de estudiantes son
totalmente abiertas. Pero con un objetivo bien claro y definido, un
objetivo decidido por nosotrxs y no uno que nos venga dado desde
arriba (ya sea por la decisión de las grandes centrales sindicales o
por la decisión de movilizarse como reacción a nuevas medidas
gubernamentales) que nos permita marcar un camino por el que avanzar.
¿Quién integrará estos Comités? Pues no el 99%. Seamos sinceros:
gente dispuesta a manifestarse mucha. Gente que dedique tiempo y
energías a organizarse, muy poca. En este sentido escribe Carlos
Taibo lo siguiente:
“El
año pasado surgió ese lema de “somos el 99%”. Bueno, pues es
mentira. Como lema puede tener alguna gracia, pero es una distorsión
peligrosamente poco hábil. Somos una minoría, y no conviene que nos
engañemos”. No escribo esto porque crea en las vanguardias (dios
me libre de ello!) sino porque creo en la necesidad de generar una
herramienta. Así, la huelga de 5 días que planteo no sería un fin
en sí mismo sino la apertura de un tiempo y un espacio suficientes
desde los que poder desbordar la misma huelga y el Comité. Esto es,
un momento de excepción en que se generen espacios asamblearios
masivos de toma de decisiones. Porque ya ha quedado demostrado que
intentar hacer de las asambleas un órgano multitudinario a base de
pegar carteles y hacer eventos facebook no funciona. En definitiva:
la huelga no sólo como jornada de lucha sino como mecanismo mediante
el que ampliar la conciencia organizativa y combativa, como una forma
de replantear cómo estamos haciendo las cosas. Todo esto no se hace
en un día. Todo esto no es fácil. Lo intentamos?
(Por supuesto, este
texto no se pretende verdad absoluta. Este texto, pese a plantear un
objetivo muy definido, se aventura simplemente a ser propuesta,
apertura de debate. Un disparo entre tantos que se quiere compartido
con todxs lxs que luchan.)
1Extraído
de un panfleto de la Asamblea de Geografía e Hitoria de la UCM
(Universidad Complutense de Madrid)
2No
faltarán lxs que digan que esta propuesta presenta un gran fallo:
las movilizaciones no pueden establecerse sin atender a la
“realidad”, deben ser flexibles y adaptarse a los ataques que
sufren nuestros derechos. Pondré un ejemplo: si se aprueba una
nueva reforma educativa que consideramos contraria a nuestros
intereses, debemos organizar automáticamente una huelga. Pero
actuar de tal modo ¿no es hacerlo reactivamente dejando que sea
nuestro enemigo el que marque el ritmo de las movilizaciones? Si
aceptamos que toda huelga es una huelga política, entonces seremos
nosotrxs lxs que podamos decidir cuando y cómo queremos luchar. Al
fin y al cabo, que reduzcan nuestros derechos es una constante, el
pan nuestro de cada día, así que no tenemos porqué hacer una
huelga inmediatamente después de un nuevo paquete de recortes. La
podemos hacer cuando queramos porque las excusas para una huelga
sobran.
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