domingo, 31 de marzo de 2013

I Slam poetry VLC, algunas reflexiones.


Hace unos días vi que David Moreno, incansable organizador de eventos poéticos, organizaba el I Slampoetry en Valencia (en el Kaf Café, en el barrio de Benimaclet), una modalidad de evento poético muy de moda. Decidí participar no sin pensármelo dos veces antes. Colgué en mi tablón de facebook una reflexión de Daniel Bellón sobre el Slam y se inició un debate acerca de cómo posicionarse respecto al Slam y en general todo evento en que se convierta lo poético en espectáculo. Para aquellxs que pretendemos afrontar la vida (y con ella, por supuesto, la poesía) desde un posicionamiento anticapitalista las posturas posibles son dos (y ninguna de ellas tiene porqué ser más válida que la otra): la que defiende, como Bellón, que el Slam consiste en convertir la poesía o sus alrededores en un espectáculo más de la sociedad del espectáculo en la que vivimos y por tanto participar sería “integrarse en el sistema” y la que postula, como Moreno, la posibilidad de usar las armas del capitalismo para que neofitos de la poesía embrutecidos por un sistema despiadado, puedan iniciarse a través de la absorción de un formato espectacular pero con una gran capacidad de resensibilización, siempre es mejor la palabra escuchada en directo que la palabra televisada, y que le de a la poesía la oportunidad de recaptar a las personas y acabar con el juanramoniano "a la minoría siempre" a través de la participación y la creación común, que les lleve a indagar en otros poetas que no participan del slam, a leerlos y escucharlos, a cultivarse ellos mismos como poetas.

Lo cierto es que al participar descubrí algunas cosas que me sorprendieron positivamente. 1- La cantidad de público asistente, el bar estaba hasta los topes. 2- El público no era, en este “recital” como sí suele pasar en la mayoría, un sujeto pasivo sino que al votar cada poema, participaba activamente en el evento. Esto hacía que la gente se tomase en serio el asunto y no a jauja. Pero claro, sigo viendo lo malo del asunto. 1- La poesía no debería ser competición sino encuentro, un acto de compartir. 2- Puede pasar que los slamers (así se llama a los participantes) preparen sus textos no pensando en la calidad del poema sino en agradar y contentar al público (es decir, escribir con el objetivo explícito de competir). Yo lo tengo bien claro: no quiero ser un slamer, prefiero llamarme poeta (aunque esta palabra tampoco me convence). Por eso aunque David ayer me animó a participar en el Slam del próximo mes (al que tengo acceso directo por haber ganado el I Slam de Valencia) he decidido no hacerlo. Trataré de explicarlo de otra forma: una cosa es que Sánchez Gordillo acuda al plató de Telecinco para intentar dar su punto de vista en un espacio donde no suele tener cabida un discurso como el suyo, y otra cosa muy diferente sería que Gordillo se convirtiese en tertuliano habitual de los platós de la cadena mencionada. Tal y como escribe el colectivo La Palabra Itinerante en su poética “una aproximación a la poesía en resistencia”, ¿Cómo desarrollar proyectos de acción, difusión y realización de poesía en resistencia y hacerlas conciliar con unas estructuras sociales y culturales profundamente penetradas, contaminadas, por poderes y discursos desactivantes, paralizantes, pacificadores, vaciadores de sentido? El método más común entre los poetas en resistencia es el de la guerrilla: incursiones rápidas en territorio hostil para cubrir los objetivos, y luego regresar a terreno seguro. Como decía un músico de jazz: Llega, toca, lárgate. Se trata de usar el Espectáculo tratando de inyectar vida y negaciones en el vaciado de discurso que le es propio sin instalarse en su lógica.

2 avisos desde la frontera:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

entiendo, y comparto, Jorge, ánimo!

Jesús Ge dijo...

Seguimos hablando. Estoy preparando un artículo con mis reflexiones que, en parte, se parecen a las tuyas e intento abrir la conversación para que dialoguemos en voz alta.

Un abrazo.

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