1- Una asamblea debería
ser divertida. Pura emoción. Cuando una asamblea sucede los que
participan de ella no ven el momento de que acabe para pasar a la
acción: llevar a cabo aquello que han decidido entre todxs.
2- Una asamblea debería
ser un espacio de diálogo. Un lugar creado para el encuentro. Allí
donde todxs somos iguales. Donde no hay liderazgos prefijados y
asumidos.
3- Pero sucede aveces que
nos reunimos en asamblea semana tras semana. Con un calendario
preestablecido que no atiende a la realidad: todos los martes a las
14.00 asamblea... pura rutina.
4- Pero sucede que semana
tras semana somos lxs 20 de siempre mirándonos las caras.
Preguntándonos qué hacer para que venga más gente a las asambleas.
Soñamos con asambleas masivas pero ahí estamos lxs 20 de todas las
semanas.
5- Una asamblea debería ser pura
acción (medio de acción y acción en sí misma en la medida en que
recuperemos la contundencia de la palabra que los medios de
comunicación, entre otros mecanismos de control, nos ha arrebatado).
Pero sucede aveces que nos dormimos (pero sin soñar), vamos a la
asamblea porque “hay que ir” pero estamos deseando que acabe.
6- Una asamblea debería ser una
brecha en lo cotidiano. Una ruptura. Una excepción. Pero sucede que
lxs 20 de siempre nos convertimos en los monos de feria que la gente
contempla al pasar como si nada tuviera que ver con ellxs ese
espectáculo. Sin provocarles ningún sentimiento. Ni siquiera de
rechazo...
7- Las asambleas, como
nos demostró el curso pasado la conocida como Primavera Valenciana,
se convierten en masivas en momentos de gran ebullición social.
Cuando esto sucede, aquellxs que no hemos dejado de ir a las
asambleas universitarias semana tras semana solemos pensar...
a) Llevo trabajando desde
las asambleas durante meses y ahora llega gente que no ha aparecido
por ninguna asamblea en su vida y pretende tener el mismo grado de
legitimidad que yo para tomar decisiones. [Pero lo cierto es que si
queremos que la asamblea sea ese espacio donde todxs somos iguales,
tendremos que respirar bien fuerte y olvidar nuestro enfado para
poder trabajar codo con codo con nuestrxs compañerxs]
b) Ya están aquí los
comeflores estos que quieren levantar sus manos al grito de “estas
son nuestras armas”, criticar cualquier mínimo acto de
autodefensa, quema de contenedor, etc. [Pero lo cierto es que la
mayoría de “lxs 20 de todas las semanas” somos casi igual del
refors que aquellos a los que criticamos. Bajo nuestra pose de
rebeldes deseamos ver la ciudad arder, nos masturbamos pensando en
los disturbios de Atenas, pero ni se nos ocurre prenderle fuego a un
contenedor y cuando vamos a una mani lo primero que tenemos en mente
es cómo correremos delante de la policía. Porque claro, si los
demás aguantasen las cargas... pero como todo el mundo corre, ¡pues
nosotrxs también!]
8- Por todo ello desde el
colectivo BOB apostamos por la disolución de esas aburridas y
monótonas asambleas semanales.
9- Apostamos por la
retirada de las asambleas para crear grupos de afinidad que trabajen
por su cuenta: acciones, fanzines, comunicados, etc. Siempre buscando
aquello que nos emocione, que nos haga vibrar, sentir que estamos
vivxs.
10- Apostamos por
sumarnos activamente a las asambleas que surgirán, casi de manera
espontánea, en los momentos, imprevisibles, de explosión social. Y
en esos momentos, con calma y alegría, respetaremos los tiempos de
cada persona sin criticar las posturas que negativamente tildamos de
bienpensantes. Tiempo al tiempo.
11- Apostamos, por
supuesto, por la revolución. Pero como no estamos dispuestos a
frustrarnos esperando el momento en que llegue (si es que llega),
mientras compartiremos lucha con lxs nuestrxs, sonriendo, sin caer en
el desánimo.
¡ALAs barricadas! ¡ALA!
¡Abajo Las Asambleas!
Colectivo BOB (Becas
o Barbarie)
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